Háblame de cerveza
- Andrea Fernández Cantero
- 1 sept 2015
- 1 Min. de lectura
Llegas y me salvas,
y te quedas,
y aguantas.
Joder que si aguantas.
Te pido que me hables de cerveza
y tú, en cambio, te la bebes
y después me besas.
Me haces adicta a ti,
a tus besos de cerveza
y a los que no son cerveza.
Me haces bailar la vida
en tus brazos
y contemplar las estrellas
en tus ojos.
Cuento de ocho en ocho
los lunares de tu espalda.
Voy a robar todos
los relojes del mundo y
parar el tiempo mientras
jugamos con el día y la noche.
Y nos dedicamos a querernos
debajo de las sábanas.
E, incluso, sin ellas
porque desde ti,
ya no hay frío,
no hay miedo.
Sólo hay primaveras
y veranos, y tú.
Mi piel es un lienzo
donde tus manos son capaces
de borrar todas mis cicatrices
y pintar el vivo retrato
de la felicidad junto al paraíso.
Tú, la tinta de mi vida.
Somos capaces de ser un libro
y contar una historia.
Yo las páginas, y tú las letras.
Yo un ave fénix
que sólo tú
fuiste capaz de resucitar.
Busco y no me encuentro,
te busco y me encuentro.
Yo, que nunca callo,
vienes tú y me dejas sin palabras
pero también,
con las manos llenas.
Cuenta de quince en quince
todos los besos
que voy a darte
y de trece en trece,
todos los te quiero
que dicen mis besos.

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